Sin duda la crisis por la pandemia de coronavirus es la situación caótica e inesperada más global en la que nos hemos visto involucrados. No había forma de prever algo de esta magnitud ni teníamos idea de que fuera necesario estar preparados para una crisis de este impacto.
Sin embargo, ante el caos es necesario tener la habilidad de formar un nuevo orden para seguir adelante. Pero ¿cómo sabes dónde empezar cuando todo parece de urgencia?
Existen algunas herramientas que te ayudarán como base para reestructurar tu plan de ataque, las cuales no solo te ayudarán en una crisis global, sino en cualquier desvío de orden y necesidad de organización inesperada.
El primer paso puede ser el más obvio, pero simplemente no podemos dejarlo de lado: mantén la calma. Por mucho que te esfuerces, una mente en caos no verá claridad.
Para ello, evita tomar decisiones sin reflexión. Tómate un momento hasta que logres despejar tu mente y te permitas analizar la situación pausadamente.
Mi recomendación más inmediata es que categorices las tareas priorizando aquellas que se encuentran más cercanas a aquel objetivo de tu equipo y /o empresa que le genere rentabilidad. Objetivos que generan rentabilidad pueden ser los resultantes de ingresos, o ahorradores de costos.
Todas las organizaciones, departamentos y roles en cualquier empresa privada tienen siempre actividades específicas que tarde o temprano le generan a la empresa cualquiera de estas dos vertientes: incremento de ingresos o disminución de costos. Son las bases para una compañía.
En esta pandemia, estas dos primicias se mantienen, dado que el objetivo útlimo de cualquier empresa en el entorno actual es no solo sobrevivir, sino estabilizar su flujo de caja, el cual representa el indicador último de la rentabilidad de la empresa.
Una vez dicho esto, empieza dándole tu tiempo y atención a aquellas actividades que se encuentren más cercanas a generar rentabilidad, seguidas de aquellas que si bien también la generan, hay al menos un paso intermedio. Finalmente a aquellas que estén como máximo dos pasos alejadas.
Este enfoque te permitirá identificar prioridades de manera objetiva, ya que no dependen de tu percepción, sino directamente del flujo económico de la empresa.
Otro enfoque que puedes ocupar, es identificar los elementos que cambiaron a tu alrededor y categorizarlos entre aquellos que representan un problema inmediato y aquellos a mediano o largo plazo. Esta categorización te ayudará a definir qué necesitas atender primero.
Si decides seguir esta aproximación, ten presente la matriz Eisenhower. El formato consiste en cuatro cuadros:
- Primer cuadro: incluye tareas importantes pero menos urgentes.
- Segundo cuadro: contiene las tareas más importantes y urgentes. Son aquéllas que deberán ser atendidas de inmediato.
- Tercer cuadro: engloba las tareas de menor urgencia y también menor relevancia.
- Cuarto cuadro: son tareas urgentes pero menos importantes.
Una vez que hayas identificado en qué parte de la matriz encaja cada uno de los pendientes a los que te enfrentas, podrás trabajar en un plan de acción para cada una de ellas.
Algo elemental tras definir y priorizar un problema será enfocarte en la solución. Podrías dar vueltas por horas sobre el problema, de dónde y como surgió, sin embargo definir esto no ayudará a solucionarlo.
También será importante tomar acciones de prevención inmediatas. Ojo, no se trata de tener la solución definitiva, pero sí frenar el riesgo con acciones de cautela.
Además, si has pasado por una situación similar, considera cuáles fueron los resultados en aquel momento. Evita repetir errores sobre experiencias que ya conoces.
Por último nunca sueltes la comunicación. Mantén informados a los involucrados (equipo de trabajo, clientes, familia…) y asegúrate de que todos están al tanto del plan de acción para ir juntos en una misma dirección.
¿Listos para enfrentar la crisis?